lunes, 12 de mayo de 2014

La importancia del porteo para el padre



Con motivo de la semana internacional de la crianza en brazos, me decidí a escribir este artículo sobre los padres y el porteo. ¿Por qué? Porque hoy en día, es cada vez es más frecuente ver a papas canguros llevando a sus pequeñitos/as. Es un hecho que me resulta maravilloso de observar… Primero, porque la crianza es una labor compartida, el hijo/a es de ambos. Pero confieso que lo que más me maravilla es ver como un acto en apariencia tan simple, en realidad está transformando el cerebro, la forma de ver el mundo de ese papá. Me explico a continuación.
Los comportamientos paternales se pueden clasificar en dos grandes grupos: (a) padres más “tradicionales”, cuya contribución a la crianza se centra en la disciplina y la provisión de recursos; y (b) padres denominados “nutricios”, ya que se involucran afectivamente en la crianza y junto con la madre son co-responsables de los cuidados de los hijos. ¿Qué hace la diferencia entre un tipo y otro? La presencia del padre durante la gestación, parto y periodo neonatal, junto con una relación vincular sana con la madre están relacionadas con la expresión de comportamientos parentales nutricios.    
Hace unos 50 años, era muy común el modelo de padre tradicional. Quizás por el trabajo, porque antes no se le daba mucha importancia al rol del padre en la crianza, por temas de equidad de género, cultura, etc. Pero afortunadamente hoy la tendencia va en involucrar afectivamente al padre en la crianza, porque le corresponde, es su derecho y es muy beneficioso para el desarrollo afectivo del bebé. Hoy sabemos gracias a los aportes de las neurociencias que la experiencia de transformarse en padre es capaz de transformar el cerebro. Existen una serie de cambios a nivel hormonal y neuronal que se manifiestan, si el padre está involucrado afectivamente en la crianza.
Hasta aquí, ustedes me dirán “Ah mira que interesante, pero ¿qué tiene que ver el porteo en este baile?” Resulta que se ha estudiado en monos Titi, (Callithrix jacchus) como su conducta paternal modifica la corteza prefrontal de su cerebro. La conducta paternal de los padres Titi, consiste en llevar a sus crías en la espalda los primeros tres meses de vida. Precisamente, ¡unos papas fanáticos del porteo!. Además de llevarlos, los protegen de amenazas y les proveen alimento cuando ya han iniciado la alimentación complementaria a la leche materna. Como resultado aumenta la densidad de espinas dendríticas (una parte de las neuronas) en la corteza prefrontal (la parte del cerebro que está ubicada más o menos a la altura de nuestra frente).
Si esto pasa en monos, seguramente algo similar debe pasar en humanos. Por supuesto que hay muchas investigaciones buscando dilucidar los cambios que genera en el cerebro la experiencia de transformarse en padre. Pero, ¿saben una forma muy fácil de evidenciarlo? Pregúntele al papá canguro más cercano que tenga, cómo definiría la paternidad. Las investigaciones muestran que los padres involucrados afectivamente en la crianza describen la paternidad como algo positivo, una experiencia que los hace felices. 
Por eso en esta semana internacional de la crianza en brazos, mi invitación es doble: primero incentivar a los padres a involucrarse en la crianza  y segundo, incentivar a las madres a empoderar a sus parejas, muchas veces sólo falta que les den la oportunidad. 
Que tengan una buena semana y disfruten mucho sus respectivas maternidades y paternidades canguras.

Lorena Mercado López
Mamá de dos, Prof. Biología
Dipl. Apego y vinculación temprana


Nota: Artículo originalmente publicado en la edición de octubre de 2013 de la revista Mamaluz.

Referencias: 
Forray Claps, C. (s.f.). La inclusión del padre en el embarazo, parto y cuidados del recién nacido. Recuperado el 01 de Octubre de 2013, de Chile Crece Contigo: http://www.crececontigo.gob.cl/adultos/columnas/un-espacio-novedoso-para-la-paternidad-en-chile-la-inclusion-del-padre-en-el-embarazo-parto-y-cuidados-del-recien-nacido/
Kozorovitskiy, Y., Hughes, M., Lee, K., & Gould, E. (2006). Fatherhood affects dendritic spines and vasopressin V1a receptors in the primate prefrontal cortex. Nature Neuroscience, 1094-1095.


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